¿Os imagináis un material con más eficiente que la madera o la lana como aislante, totalmente renovable, sin aditivos quÃmicos y cuyo proceso de fabricación pasa por darle unas sacudidas? Pues no os perdáis este artÃculo...
La investigación sobre nuevos materiales suele asociarse con complejos procesos quÃmicos y propiedades fascinantes descubiertas al bajar a la escala nanométrica. Sin embargo, en ocasiones descubrimos materiales que en estado natural pueden suponer una pequeña revolución gracias a sus excelentes propiedades, sin requerir apenas procesado. Este es el caso de las bolas de posidonia que podemos encontrar en nuestras playas durante prácticamente cualquier época del año, y cuyas excepcionales propiedades aislantes han sido probadas e investigadas por el instituto alemán Fraunhofer junto conpartners industriales como la empresa NeptuTherm. La posidonia es un alga de elevado valor medioambiental puesto que da cobijo a numerosas especies animales en el mar y evita la erosión de las costas. Cuando sus hojas se desprenden del lecho marino, terminan siendo arrastradas hacia la orilla en forma de bolas y descansando en nuestras playas. Hasta la fecha, la estas bolas de posidonia se recogÃan y desechaban, siendo su única utilidad práctica la de material de relleno. La investigación ha revelado que este material de desecho presenta propiedades muy interesantes para su uso en el entorno de la arquitectura y la construcción como aislante. Por un lado es prácticamente ignÃfugo, algo fundamental para poder incorporarse como aislante pero además, gracias a su bajo contenido en sales (menos de un 2%) y la práctica ausencia de proteÃnas en su estructura, es extraordinariamente resistente a cualquier proceso degenerativo motivado por mohos u otros microorganismos. Si a ello le sumamos que su propia consistencia es de por sà fácilmente moldeable y que no requiere ningún proceso quÃmico para garantizar su eficacia, estamos ante un material ideal para personas con sensibilidades quÃmicas y alergias. De hecho, las pruebas realizadas hablan de una capacidad para mantener la energÃa de2.502 julios por Kilogramo Kelvin (J/kgK), lo que supone un sorprendente 20% más que materiales como la madera o la lana.Por tanto, también se puede utilizar para mantener el equilibrio térmico en cualquier construcción, tanto para evitar las pérdidas de calor como para reducir los consumos de los sistemas de climatización. Además, la única dificultad reside separar la arena de las fibras pero incluso ésto es sencillo, ya que se ha demostrado que la forma más efectiva es simplemente realizar sacudidas mecánicas, por lo que el consumo energético total necesario es realmente bajo. Estamos pues ante un materialtotalmenteecológico y renovable, generado de forma natural como desecho y que no requiere procesado más allá de simples sacudidas, sin aditivos quÃmicos, ignÃfugo y con enormes posibilidades como aislante. Todo un descubrimiento del que nos beneficiaremos como arquitectos y que nos ayudará a realizar proyectos cada vez más ecológicos y eficientes. Equipo Pepe Cabrera, arquitectos e interioristas. Fotos by Fraunhofer and NeptuTherm